Summary: Una vida marcada por el abuso y la violencia, un baúl lleno de sueños y el descubrimiento de lo bello que es vivir de la manera menos esperada... Los sueños, aveces se hacen realidad.
Disclaimer: Los personajes de esta historia le pertenecen a Stephenie Meyer.
Capitulo I.
Edward Cullen.
…......
—¡Cállate zorra! —Gritó Earl una vez más mientras sus puños seguían estampandose contra mi rostro.
Estaba demasiado drogado para darse cuenta que yo estaba en completo silencio, pues estaba más inconciente gracias a la brutalidad de sus golpes. Podía oler y sentir la sangre que estaba saliendo de mí, y como mi hermana gemía de impotencia desde debajo de la mesa. Apreté aún más mis ojos, yo podía aguantar lo que fuese, pero no podía con su sufrimiento, la pequeña Jessica tenía sólo ocho años, sólo me tenía a mí. y yo no era capaz de darle nada mejor que aquello.
Earl era el hermano de nuestra madre, un hombre de aspecto descuidado, desaceado e insano. Viviamos en una casa pequeña, en Forks. Nadie se entrometía en lo que ocurría con nosotras, a pesar de estar enterados, las miradas de compasión los delataba.
Aquella noche nada fuera de lo común había ocurrido, ella y yo estabamos en nuestro cuarto junto a la concina, era una pequña bodega donde Eral había metido una cama para nostras. A las 2:30 de la madrugada, entró sin mirar y arremetió contra mí. Jessica sabía que debía esconderse cuando eso pasaba. Sabía que ella se culpaba porque yo recibía todos los golpes, pero yo le explicaba que más que cualquier herida física, me mataría verla dañada.
—¡Bella!¡Bella! —Oí la lejana voz de Jessica.
Abrí mis ojos poco a poco, para encontrarme sobre la cama, con mi hermana junto a mí, aún en la oscuridad podía ver sus ojitos infantiles anegados en lágrimas, y como su carita estaba contorsionado por el dolor, traté de sonreirle, pero esta vez Earl me había echo mucho daño, me dolía respirar.
—¿Estas b-bi- bien? —Pregunté con bastante dificultad, ella gimoteó escondiendo su rostro con sus manos.
—¡Perdoname! —Balbuceó— ¡Soy tan cobarde!
Se me oprimió el corazón, una niña no debería pasar por aquello, mi hermanita estaba creciendo demasiado rápido, y yo no hacía nada para eviarlo.
—Shh, Jess, ya, esta bien, ya pasó bonita —Consolé, sentandome en la cama con un gran esfuerzo.
La abracé con un brazo, sintirndome demasiado adoloridad para algo más. Jessica se durmió llorando como cada noche, mientras yo trataba de consolarla. Cuando su respiración se hizo acompasada, me levanté con cuidado, y fui al baño de la primera planta.
Esquivé el espejo, y limpié la sangre de mi cara a ciegas, con la luz apagada, mis manos temblaban al igual que todo mi cuerpo, las lágrimas que contuve por Jessica comenzarón a desbordarse, estaba furiosa, herida de tantas formas, sentía que todo era tan injusto. Por un momento quise ser Jessica y tener a alguien que me cuidara de Earl, del mundo, queria que alguien más fuese fuerte por mí.
Me aferré al lavabo sintiendome demasiado débil por mi ataque de llanto, sollozaba sin control tratando de sacar todo antes de que mi hermana despertase, porque lamentablemente estabamos solas y yo debía ser fuerte por las dos.
Respire profundamente varias veces, hasta que logré calmarme, lavé mi rostro varias veces sin delicadeza. Y volví a la cama con mi hermana, trabando la puerta desde adentro con una silla.
No dormí, me quede soñando despierta, imaginaba que ganaba la loteria, Jessica y yo nos ibamos a vivir a algun lindo lugar donde ella pudiese tener un enorme jardín donde jugar con Miko, su perro y donde cuidar las flores más hermosas. Jess amaba la jardineria y los animales, a pesar de todo, era una niña muy alegre, con una perspectiva muy brillante del mundo.
Sí, yo aún soñaba ¿Y qué más se puede hacer cuando la realidad no te ofrece más que penas?
Las grises luces del alba me recordarón que debía despertar a Jess para ir a la escuela, parecía absurdo después de una noche como la que habiamos tenido, el preocuparnos por cosas como la tarea, o llegar a tiempo.
Tomé algunos analgesicos del botiquin estrategicamente oculto detras del retrete, donde guardaba también el dinero que conseguía y algunas joyas de mamá que logré rescatar de Earl.
Cerré los ojos ante el repulsivo recuerdo de su nombre, ese hombre me daba asco de tantas maneras, lo odiaba tan profundamente que sentía como mi alma se quemaba.
—¡Bastardo! —Mascullé cuando vi mi reflejo en el espejo, nuevas lágrimas se formarón, sin embargo eran de pura furia, mi mandibula apretada y el veneno en mi mirada me daban una imagen espantosa. Solía asustarme de mi misma, pero el temor ya no era un sentimiento común en mí, a menos que se tratase de mi hermana.
...
Unas horas más tarde estabamos frente al edificio de mi hermana, la primaria estaba junto a la preparatoria, por lo que acostumbraba quedarme con ella hasta que era la hora de entrar a clases, porque generalmente llegabamos una hora antes.
—Y... ¿Qué quieres por tu cumpleaños? —Pregunté fingiendo despreocupación, jugando con un mechón de su cabello tan marrón como el mío.
Sus ojos, me recordaban a mamá, Jessica era bastante como ella, sonreí con ternura al hacer la comparación.
Sacudió su cabeza sin despegar la mirada de sus manos que jugaban con la correa de su vieja mochila.
—¿Qué pasa pequeña? —Pregunté tomando su cara con mis manos para que me mirase, sus ojitos estaban aguados y su mueca se volvió más afligida al mirar mi rostro.
No respondió pero levantó una de sus manos y dibujó sin tocarme en realidad, lineas sobre mi ceja izquirda, luego la comisura de mis labios, mi pomulo derecho.
—¿Qué? —Pregunté haciendome la desentendida con una sonrisa— ¿Eso? —Insistí apuntando mi cara restandole importancia— Se ve peor de lo que es —Continué al ver su mueca de enfado— No duele Jess, en serio.
—Sigues siendo mala mentirosa —Dijo ella antes de suspirar y entrar a su edificio.
La entendía, no debía ser facil verme así, pero ¿Qué más podía hacer? Me sentía atrapada en ese pueblo de mierda donde la gente valía tanto como una montaña de estiercol.
Caminé hacía mi edificio ignorando las miradas curiosas, por lo general era normal verme con un ojo morado o un corte pequeño, pero esta vez si me veía muy mal.
Acomodé la capucha de mi chaqueta para que cubriese parte de mi rostro y seguí mi camino mirando el suelo y las manos en mis bolsillos.
El timbre sonó y los alumnos comenzarón a entrar al edificio, los pasillos abarrotados de chicas cotillando y chicos hablando de las mismas estupidas vanalidades de siempre me ponian de mal humor, pero ¿Qué podía hacer? No era su jodida culpa que fuese tan margada.
—¡Rayos! —Exclamó un chico con el cual me choqué al doblar en el pasillo.
movi mis brazos para envolver mi torsó y apreté los dientes para no chillar de dolor, vi como se agachaba frente a mí y tomaba un celular, pude ver que parecia costoso y la pantalla se había roto.
—Podrías ver por donde caminas ¿No crees? —Insistió con voz dura.
—Lo siento —Susurré debilmente, mientras tragaba pesadamente.
—Sí, una disculpa, muy facil —Insistió mal humorado dandome un empujón al pasar para irse, sentí como si clavaran afiladas agujas en el lugar que hizo contacto con su cuerpo, recordé la fiera patada que me había dado Earl la noche anterior en el costado y el dolor pareció mayor, me tambaleé un poco y alcé mi mano para sujetarme de lo que fuese y no caer al piso.
—¿Pero qué...? —Oí la voz furiosa del chico una vez más y noté que había sido de su brazo de donde me había sostenido.
—Perdón, perdón —Farfullé con voz ahogada soltandolo, llevé esa misma mano a mi frente al sentirme mareada.
Sentí como me tomaban de un brazo y la capucha de mi chaqueta cayó hacía atras cuando levanté mi cabeza al sentir presión en ese lugar.
—Sueltame por favor —Pedí con una mueca de dolor.
—Mierda —Susurró obviamente sorrprendido, sin atisbó de molestía— Dios, lo siento ¿estás bien? —Preguntó ansioso, levanté la mirada y me encontré con un rostro absolutamente nuevo.
Su ceño estaba fruncido, pero parecía preocupado en lugar de molesto.
Y que bonitos ojos verdes.
Sentí algo extraño en el estomago, algo parecido al miedo, como los nervios previos a la llegada de Earl, pero de una manera diferente, era casi agradable, como vitalizante.
Su mirada recorrió mis facciones con una mueca entre desconcertada e incredula, iba responder que no habia problema y me iba a marchar pero de pronto alguién más apareció en mi campo visual y empujó al chico nuevo con tal fuerza que chocó contra los casilleros junto a nosotros.
Jasper Withlock y su novia Alice Brandon. La razón por la que absolutamente nadie se metía conmigo o Jessica en el instituto.
—Tengo dos reglas para ti nuevo, ni miras, ni tocas a las Swan o yo mismo partiré tu costoso trasero —Bramó Jasper.
—¿Estaba molestandote? —Preguntó Alice volviendo a poner mi capucha.
—No, está bien Jasper —Le tranquilicé— Yo tuve la culpa, estaba distraída y tiré su celular.
—¿Le gritas a una chica por un celular? —Preguntó Jasper claramente molesto— Muy macho —Felicitó ironico, dandose la vuelta y caminando hacía nosotras.
Nos fuimos sin decir más, aunque ibamos en dirección contraría al salón.
—Vamos chicos, en serio estoy bien, vamos a clases —Pedí cuando reconocí el camino que tomabamos.
—De ninguna manera —Sentenció Alice llegando al baño de chicas.
—¿Saben que odio más que la gente de este pueblo? —Preguntó Jasper apoyandose en la pared mientras sacaba un rubiks de su mochila y comenzaba a jugar— A la gente de fuera —Dijo finalmente sin esperar respuesta.
—Gracias Jazz, también te queremos —Dijo Alice mientras me guiaba a uno de los cubiculos tras cerrar la puerta con seguro— ¿Ni siquiera intentaras ocultarlo? —Me preguntó Alice volviendo a sacar mi capucha.
—No duele menos cuando no se ve, no le veo el caso —Argumenté de manera monotana.—¿Tan mal se ve? —Bromeé con una sonrisa.
Alice cerró los ojos y tragó pesadamente mientras negaba con la cabeza— No tienes idea.
—¿Y Jessica? —Preguntó Jasper guardando el rubiks perfectamente acomodado y con una mueca de aburrimiento.
—Está bien —Respondí suavemente.
—Más le vale a ese bastardo jamás tocarla —Soltó Jasper más para si mismo.
Era conocida nuestra amistad y el cariño que sentían por mi hermana, hacía un par de años cuando Earl dejó de disimular y comenzó a dejarme marcas, Jasper y Alice se enterarón en seguida, ellos lo sospechaban pero yo siempre lo neguén hasta que me resultó imposible hacerlo, las madres de Alice y Jasper y el padre del ultimo fuerón a la estacion de policia junto a sus hijos para notificar sobre violencia domestica en la casa Swan, sin embargo por alguna razón, nunca nada pasó, y aquello sirvió sólo para que toda la comunidad se enterase de mi humillante situación.
Ese dia recibí la peor paliza de mi vida.
asquerosamente desesperante, esa era la definición de mi vida, es tan horrible saber que vives sin un posible escape, no hay esperanza, sólo resignación.
—Jessica y tú pasaran el fin de semana en mi casa —Anunció Jasper cuando esperabamos a mi hermana fuera de su edificio. El reto del día había sido tal y como recordaba todos desde que mis padres murierón y tuvimos que ir a ese pueblo con Earl.
—¿Es una orden capitan? —Bromeé viendo como todos los niños salian corriendo
—Lo es —Respondió Alice con una risita— Y tendremos la mejor fiesta de cumpleaños.
Sonreí al ver a mi hermana corriendo hacía nosotros con una gran sonrisa, estaba contenta de que ya no tubiese aquella mueca triste.
—No podemos pasar el fin de semana en tu casa Jazz —Dije, muy a mi pesar siendo realista.
—Claro que sí, papá ya habló con Earl —Respondió con una mueca de disgusto.
—¡No, claro que no! —Exclamé molesta.
—Fue idea suya —Se defendió levantando las manos como deteniendo el trafico— Yo sólo cumpló dandote su mensaje.
Tuve que quitar mi ceño fruncido porque dolía al hacerlo, pero seguía enojada, aquella conversación, no fue menos que una escandalosa suma de dinero a cambio de dejarnos en paz un fin de semena, no es que no lo agradeciera, pero no podía aceptar aquello, estaba segura que Earl se había aprovechado más que de costumbre del señor Withlock por ser el cumpleaños de Jess.
—Es por ella, Bella —Intervinó Alice— No querras que pasé su cumpleaños con él.
Claro que no.
—Gracias Jazz —Me rendí al fin con un suspiro dandole un pequeño abrazo.
—¡Aww! Yo también quiero un poco de amor —Se quejó Alice uniendose al abrazo cuidadosamente.
—¡Hola! —Gritó Jessica llegando al fin con nosotros.
—¡Miren quien llegó a la hora de los abrazos! —Exclamó Jasper.
Jessica ensanchó su sonrisa y corrió hacía los brazos abiertos de mi amigo que la elevó del suelo haciendola girar teatralmente, mientras ella reía.
—Hola —Oí una voz suave colarse entre las risas de mi hermana, el chico con el cual había tropezado por la mañana estaba frente a nosotros— ¿Tienes un momento? —Preguntó seriamente
—No, ahm... Yo, lo siento, no... —Balbuceé merviosa al sentirme hostigada por su intensa mirada.
—¡Hey! —Reclamó de pronto Jasper envolviendo mejor a Jessica con sus brazos en un ademan protector que parecia inconciente— Crei haberte dejado claro que debes estar lejos de ellas.
—No es contigo ¿de acuerdo? no me das miedo —Respondió bruscamente el chico.
Su postura era defensiva, y sus facciones duras parecian esculpidas en piedra, realmente me parecía que él sí daba miedo y bastante.
—Esta bien Jazz —Tranquilicé al ver que en un rapido movimiento dejaba a Jess en el piso sobre sus pies y daba un paso hacía el nuevo— Sí tengo un momento —Dije rapidamente al chico para calmar la situacion.
No sería la primera vez que Jasper se peliara por nosotras, pero eso no lo hacía mejor.
Alice tomó el brazo del rubio cuando comencé a alejarme con el desconocido, parecía realmente enojado.
—Siento haber tropezado contigo hoy, fue mi culpa y lo siento —Estallé deteniendome de pronto, logrando que él hiciese lo mismo— Si quieres decirme lo tonta que soy por no ver por donde camino, por favor no lo hagas ahora —Continué jugueteando con mis manos nerviosa.— Jasper armaria una pelea y todos estariamos en problemas, luego...
—Lo siento —Me interrumpió de pronto— Tuve un mal día, no quise hablarte así.
—¿Uh? —Pronuncié confundida, clavó sus verdes ojos en los míos y sentí como si leyera cada linea de la historia de mi vida en ese momento.— ¿Por qué te disculpas? Yo tuve la culpa —Hablé nerviosa.
—Debió dolerte más a ti, al parecer tuviste un accidente feo recientemente —Apuntó frunciendo el seño, mirando detenidamente mi rostro, mi incomodidad se acentuó entonces y por inercia tomé la capucha de mi chaqueta y la acomodé para cubrir mi rostro— ¿Fue un accidente de coche?
Un aun más incomodo silencio se apostó entre nosotros, donde él insistía en tener esa mirada entre intimidante y suspicaz.
—No tienes que disculparte —Dije al fin tratando de sonreir.
Él simplemente asintió.
—Soy Bella —Dije de prontó, sorprendiendome incluso a mi misma— Bella Swan —Susurré luego de manera timida, sintiendome avergonzada.
—Edward Cullen —Se presentó él, sin ninguna emoción.
Esta vez fue mi turno de asentir.
Se alejó entonces con un gesto de despedida, me quedé mirando su espalda algunos segundos hasta que oí la curiosa voz de mi hermana
—¿Quién era?
—Edward Cullen —Respondí, sin poder desclavar mi mirada aún de su cuerpo ya bastante lejos.
Aww se llama Jessica!
ResponderEliminarno había caído en cuenta que por fin alguien uso una Jessica buena. Siempre somos las perras manipuladoras que planean los abortos de Bella y el suicidio social de la misma patosa...
aaaaaaaaaaaaaaaw!!!! wow !!! aaa !! jaajkaj ke fuerte el cap. seguire leyendoo :D
ResponderEliminares tio es un pichuria como le pega asi a la pobre de bella y nadie hace nd q falta de respeto y glamour
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